Cuando no pasa nada, pero todo cambia
Tenemos una historia de amor con la autoexigencia. No es la más amable ni la más sana, pero ha sido, durante mucho tiempo, nuestra manera de funcionar. Hemos aprendido a movernos desde ahí: haciendo, resolviendo, manteniéndonos en marcha aunque por dentro estuviésemos agotados. Como si nuestro valor estuviera en todo lo que logramos. Como si …