Quillo y el arte de vivir sin prisa
En casa hay alguien que ladra cuando suena el timbre, se emociona cuando cogemos el bolso y nos mira con esos ojos grandes —como si acabara de descubrir el sentido de la vida— cada vez que suena el teléfono. No habla. No pregunta. No opina sobre geopolítica ni sabe lo que es un Excel. Pero …