A veces me pregunto qué es lo que realmente nos detiene. ¿Son realmente las circunstancias externas, o somos nosotros mismos con nuestras cadenas de dudas y miedos? He aprendido que el primer paso para cualquier cambio significativo es creer en uno mismo. Y sí, sé que suena a frase hecha, a consejo repetido hasta el cansancio, pero detrás de esas palabras se esconde la llave de nuestra propia cárcel imaginaria.
A lo largo de mi vida, me he encontrado muchas veces frente a ese espejo de «no puedo». Es como si esas palabras fueran un eco en mi cabeza, repitiéndose cada vez que quiero dar un paso hacia adelante. Pero, ¿qué pasaría si cambiara el guión? ¿Si en lugar de «no puedo» me preguntara «¿y por qué no?»? He descubierto que al desafiar ese pensamiento automático, se abre ante mí un abanico de posibilidades.
Lo mismo ocurre con los comentarios negativos que vienen de fuera. A veces, pareciera que el mundo entero tiene una opinión sobre lo que deberíamos hacer o ser. Aprender a aislar esos comentarios, a no dejar que penetren y arraiguen en mi ser, ha sido un proceso. Pero es posible. Se trata de construir un escudo invisible que proteja mi esencia, mi creer en mí.
He comprendido que integrar mi potencial no es solo aceptar mis talentos, sino también mis limitaciones. Es verme como un todo, reconociendo que cada parte de mí tiene su razón de ser, incluso aquellas que no me gustan tanto. Esto me ha permitido valorar más lo que soy capaz de hacer y ser más gentil conmigo mismo en los momentos en que no alcanzo mis expectativas.
Focalizarme en lo que me hace bien, en aquello que me sana y me impulsa, ha cambiado mi perspectiva de la vida. Se trata de elegir conscientemente rodearme de lo que me nutre, tanto en relaciones como en actividades. Este enfoque me ha ayudado a ver la luz incluso en los días más oscuros, a encontrar motivación cuando todo parece estancarse.
Y entonces llega ese momento mágico en el que me digo a mí mismo «sí puedo». Esas dos palabras tienen el poder de transformar todo. No es solo una cuestión de autoconvencimiento, sino una profunda creencia en mi capacidad para enfrentar desafíos, para crecer y para superar cualquier obstáculo. Cada vez que lo hago, siento cómo se expanden mis horizontes, cómo lo que antes parecía imposible comienza a tomar forma.
Concluiría diciendo que creer en uno mismo es un viaje, no un destino. Un proceso de constante aprendizaje, de caídas y levantamientos, de introspección y descubrimiento. No es fácil, pero es, sin duda, el camino más gratificante hacia el potencial personal. Al final del día, la pregunta no es si podemos o no podemos, sino si estamos dispuestos a creer en nosotros mismos lo suficiente como para intentarlo.
Mucho tiempo sin compartir Carlos, la vida que nos arrastra.
El no abrazar los acontecimientos sean cuales sean, y en algunos momentos el no ser conscientes de los calores y talentos que tenemos para salta por encima de los obstáculos.
Los miedos a veces infundados, miedo al cambio, al fracaso, al éxito… pueden ser externas y algunas internas que esas si que las creamos y majamos nosotros.
La llave para que no nos detenga nada, es creer en uno mismo, y para eso has de quererte y valorarte tal y como eres, sin preocuparte lo que los demás piensen, crean o digan, por eso hemos de confiar en nosotros mismos. Con todo esto se me viene algo que siempre pienso si una persona no acepta su ser, es como echar en cara a Dios que no fue una creación inmejorable.
Los cambios nos pueden generar dudas, pero cada día es diferente, cada momento es distinto y cada etapa de la vida, gracias a Dios vives momentos diferentes.
Confiar en uno mismo es auto conocerse, Fortalecer nuestra autoestima y creer en nuestras capacidades, Afrontar los desafíos con determinación y aprender de los errores nos permite avanzar a pesar de las dificultades, Buscar el apoyo de personas que nos inspiren y nos animen es crucial para mantener la motivación.
Querida Amparo,
¡Qué gusto leerte después de tanto tiempo! La vida, como bien dices, nos arrastra en su constante flujo, pero es reconfortante saber que en este vasto río de experiencias, aún encontramos momentos para conectar y compartir reflexiones tan enriquecedoras como las que acabas de expresar.
Tus palabras resuenan profundamente conmigo, especialmente en este momento de introspección y crecimiento personal. Reconozco la importancia de abrazar cada acontecimiento, sean cuales sean, y de ser consciente de los talentos y calores que llevamos dentro para superar los obstáculos que se cruzan en nuestro camino.
Coincido plenamente contigo en que los miedos, a menudo infundados, pueden ser tanto externos como internos, aquellos que nosotros mismos creamos y alimentamos. Es justamente en esos momentos de incertidumbre donde la llave maestra para no detenernos radica en creer en nosotros mismos. Amar y valorarnos tal y como somos, sin importar las opiniones externas, nos permite construir una base sólida desde la cual enfrentar cualquier desafío que se nos presente.
Tu analogía sobre aceptar nuestro ser como una creación inmejorable de Dios es realmente conmovedora y reveladora. Nos recuerda que cada uno de nosotros es único y merecedor de confianza en nuestras propias capacidades para crecer, aprender y trascender.
Además, tu mención sobre la importancia de los cambios y la necesidad de adaptarnos a ellos resonó fuertemente conmigo. Cada día, cada momento, cada etapa de la vida nos ofrece nuevas oportunidades para crecer y evolucionar, y confiar en nosotros mismos nos permite abrazar esas oportunidades con determinación y valentía.
Gracias por recordarme la importancia de fortalecer nuestra autoestima, de afrontar los desafíos con determinación y de buscar el apoyo de personas inspiradoras en nuestro camino. Tus palabras son un faro de luz en medio de la oscuridad, un recordatorio de que, incluso en los momentos más difíciles, siempre hay razones para seguir adelante con fe y esperanza.
Espero que podamos seguir compartiendo nuestras reflexiones y experiencias en este hermoso viaje llamado vida. ¡Gracias por ser parte de mi camino y por tu inspiración constante!